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Llorar a lágrima viva – Oliverio Girondo

La película «El lado oscuro del corazón» rescataba varios de los mejores poemas de Oliverio Girondo, el que aquí se presenta «Llorar a lágrima viva» pertenece a su tercer libro:  Espantapájaros (1932).  El llanto, uno de los temas del poeta, se presenta de una forma musical, ligera y tragicómica, con una larga enumeración propia de los poemas de vanguardia de la época. Un espectacular uso de la repetición en forma de anáfora («llorar…»)  que se completa con un juego de consonantes «cacuy.. cocodrilo», «frac, flato, flacura». Lo que podría parecer apenas un juego resulta en un poema eficaz donde el humor no refleja otra cosa que el desamparo propio de un pierrot.

Girondo fue junto con Huidobro uno de los más tempranos vanguardistas de suramérica, vital, nocturno y urbano trascendió siempre en su literatura una especie de ternura desnuda, una capacidad que sin duda debió envidiar su amigo Pablo Neruda, que le dedicó un poema póstumo que termina, como no podía ser de otra manera con una lágrima:  «De todos los muertos que amé / eres el único viviente. // No me dedico a las cenizas: te sigo nombrando y creyendo / en tu razón extravagante / cerca de aquí, lejos de aquí, / entre una esquina y una ola / adentro de un día redondo / en un planeta desangrado, / o en el origen de una lágrima».

Llorar a lágrima viva

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo… si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

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