Como solía decir Anson en el ABC de los 90, ha habido un amplio eco de este artículo: Sí hay burbuja, se llama Community Manager, un artículo poco novedoso pero bien titulado, y que trae algún párrafo cargado de polémica. Lo firman Manuel Ángel Méndez y Adrián Segovia en El País. Quizá ellos no lo sepan pero tienen un antecedente… ¡hace siete años!
En 2004, la Universidad de Wharton, la meca de los estudios de negocios se descolgaba con este artículo: «Las redes sociales online: ¿otra burbuja que podría estallar?» El asunto venía motivado porque Sequoia Capital había invertido 4,7 millones de dólares en LinkedIn mientras que Kleiner, Perkins, Caufield & Byers había hecho lo propio con 13 millones de dólares en Friendster.
Léanlo; el artículo está bien estructurado y cita a cada una de las fuentes entrevistadas, muchos de ellos über gurus del propio Wharton, del MIT o de algunos socios directores de firmas como August Capital. Casi nada.
Eso sí hagamos historia de aquellos meses, en junio de aquel año un business angel mediano pero prestigioso en Silicon Valley pone una cantidad mucho más modesta, 500.000 dólares para una red que llevaba un chico pecoso que venía del este, el chico en cuestión pasaba de los ingresos y su CFO era otro chaval de 20 años… Estaban locos esos romanos, que diría mi paisano Asterix…
¿qué habría hecho un americano del valle con una pequeña plusvalía de 300.000 dólares de vender su chalet? ¿Invertir en esa burbuja que claramente veían hasta en Wharton? Ni de coña. Es lo que pasa por hacer caso a los social burbujologist. ¿Saben cuanto valen ahora esos 500.000 dólares invertidos? Más de 1.000 millones de dólares.
El inversor se llama Peter Thiel y aquella inversión incomprensible es el 7% de una empresita llamada Facebook. Ustedes me dirán, si sí, pero ya verá como se pega el barrigazo, están en una burbuja… Es posible, pero usted está optando a ser un componente más del cada vez más nutrido grupo de los Social Burbujologists. El artículo repito merece una lectura ya que en medio de la jerga de los burbujologistas entrevistados encontramos alguna pieza digna de mención, como ésta:
Konstantin Guericke, cofundador de LinkedIn, es el vicepresidente de marketing y, sin embargo, no tiene “ni presupuesto, ni personal. Pero de los 500.000 usuarios con los que cuenta la empresa, sabemos que el 95% de ellos respondieron a las invitaciones de otros usuarios.”
Como dirían en Madrid, «chúpate esa».
Linkedin no llegaba ni a medio millón de usuarios, esos de Sequoia debían de ser unos descerebrados, por no tener, la empresa no tenía ni estructura, toma patada a las escuelas de negocios. La participación de Sequoia es el 18,9 % de esa compañía. Recientemente salió a bolsa un porcentaje pequeño de sus acciones. El burbujolismo revivió espectacularmente ( ver búsqueda cronológica de Google), no voy a poner ejemplos porque hay titulares alarmantes para aburrir. El valor de mercado estuvo altísimo y actualmente anda sobre los 7.000 millones de dólares… cualquiera que no hubiera hecho caso a los burbujologistas 3.0 (los de 2011) podría haber multiplicado su inversión un 75% en unas semanas de haber acudido a la IPO, e incluso mucho más si hubiera vendido el mismo día.
Vicente Varó, Community Manager (puesto burbujístico según los burbujólogos) de UNIENCE , una curiosa red de inteligencia colectiva de inversores reales, me comentaba por twitter que había salido poca cantidad de acciones al mercado, haciendo un efecto «embudo». Es cierto, desde España a un inversor pequeño, aún con contactos le era imposible acudir a la IPO. A lo que voy… si Linkedin era en 2004 «una burbuja» ¿qué es ahora? ¿Y qué me dicen de Facebook?
Entretanto encuentro a los últimos burbujologistas asomados en El País, debatiendo «amigablemente» con los communities en Twitter, una red social, que expande el artículo extendiendo más de 3.300 enlaces con sus correspondientes visitas.
Mientras tanto los de Sequoia o el propio Reid Hoffman podrían comprarse con su participación algunas entidades curiosas, por ejemplo el finalista de la Champions: el Manchester. Lo que en Wharton les parecía una salvajada de inversión ahora muchas de estas redes lo ganan en un sólo día. Varios de aquellos inversores están en Fortune 500 y ni un sólo burbujologista figura en él.
El social burbujologist existe, las burbujas también… pero la realidad también. Como dijo Shirky · Here comes everybody.
Aquí están los SB: http://goo.gl/nA9Wk y aquí: http://goo.gl/Y7voG
A los de Sequoia les supongo tomando Caviar y disfrutando de unas burbujas, pero de algún buen Champagne. Y se lo han ganado por apostar por los emprendedores del siglo XXI.
6 comments
lobezno
9 junio, 2011 at 3:59 pm
así es toda la razón
redondomartin
9 junio, 2011 at 4:04 pm
Olvidé comentar que la participación de Thiel se produce cuando ni siquiera tiene 500.000 usuarios Facebook, objetivo que alcanzaría pocos meses después.
raul s.
9 junio, 2011 at 4:15 pm
unience, la exclusiva y verticalísima red social que compra registros y se publicita en ptcs…
Monica MissTechin
10 junio, 2011 at 9:55 am
A los primeros inventores y científicos los llamaron locos… normal que nuevos conceptos y nuevas profesiones asusten la parte tradicional del sector de la comunicación. 🙂
Aún con todo, en cuanto a que ahora todo el mundo se etiquete de Community Manager y todas las universidades y tal quieran hacer formación sobre esto… eso si que es un poco burbuja. No la profesión como tal, si no como la sociedad española lo ha recibido. 🙂
María Tejero
5 octubre, 2011 at 10:58 am
Estoy de acuerdo con Mónica, más que la profesión es la forma en la que ha sido acogida.
Las redes están creciendo a un ritmo frenético, y las empresas deben adaptarse rápidamente a este cambio, más que burbuja yo diría que el problema está en que se está entrando sin una clara estrategia de fondo.
José Antonio gracias por la mención a Unience 🙂
@juanmartes7
14 octubre, 2011 at 9:15 am
me parece logico, dura poco pero es muy rentable!! aunque los daños colaterales #15o es una molestia pero de momento sigue siendo rentable….gracias por el aporte es bueno tener personas pendiente de las trastadas de algunos niñ@s, un saludo 🙂