Sigo con la costumbre de comprar libros. Respeto los genes linux de mi eReader, el Onyx Boox, y tengo una enorme pereza de comenzar a llenarlo de libros con DRM, que luego no puedo dejar a mi señora esposa, a mis amigos o a mis futuros retoños.
En fin, en esos tránsitos por las librerías, hace unos días encontré una pequeña joya recomendable, que me recordó a los tiempos en que me atiborraba de viñetas de Edward Gorey: se trata de La Familia Addams y otras viñetas de humor negro, que acaba de publicar en la serie negra de Valdemar. El autor, uno de los grandes genios del siglo XX: Charles Addams. Dejo aquí una de las viñetas, con la archiconocida familia en su gótica, oscura y maravillosa residencia.
Charles Addams inició las viñetas de la familia en The New Yorker en 1937, una relación que se convertiría en permanente, pues permaneció en esas páginas con estos y otros personajes hasta 1988. Como Gorey se trata de un artista muy peculiar, donde cada imagen resulta única y sorprendente. Con otro tipo de humor, más jocoso que Gorey, proyecta desde los tonos grises de sus composiciones una mirada limpia, honesta y a la vez solitaria. Muchas de sus composiciones le aproximan sobremanera a algunos de los cuadros de Hopper. Trabajaba siempre sin bocadillos añadiendo una línea o simplemente presentando una escena muda, como es este caso. Casi siempre en contrapunto, donde lo siniestro acompaña a lo inteligente y divertido, mientras que lo bueno y aceptado es insulso y aburrido, algo que puede ser ridículo si lo miramos con la suficiente ironía.
Ha querido el destino que leyendo / viendo esta sucesión de páginas extraordinarias se nos haya muerto Salinger.
Salinger, evidentemente menos pródigo, enormemente famoso por El guardián entre el centeno, publicó entre 1946 y 1965 treinta relatos, también en The New Yorker. Entre estos relatos están Franny, Zooey o Levantad, carpinteros, la viga del tejado obras maestras del relato corto.
The New Yorker ha logrado desde su fundación en 1925 reunir no sólo a estos dos sobresalientes firmas, sino que por sus páginas han pasado autores del relato corto tan brillantes e importantes como Cheever, Capote o Carver y a dibujantes como Robert Crumb o Art Spiegelman.
La revista no sólo ha sido en fin la casa común de Addams y Salinger, ha sido el territorio en el que se renovó la literatura americana del siglo XX, el humor, el periodismo e incluso la tipografía. Un lujo que por suerte se puede revisar aún hoy con fascinación, The New Yorker supone un gran ejemplo para las publicaciones impresas, y sobre todo la constatación de que existe siempre la posibilidad de innovar y de portar creaciones artísticas de altísima calidad en soportes tan modestos como los de una revista.
2 comments
Begoña H.
11 febrero, 2010 at 7:18 pm
Me encanta este descubrimiento (para mí es un descubrimiento) de las viñetas de Charles Addams!
Se agradece. Un saludo!
redondomartin
11 febrero, 2010 at 10:31 pm
De nada Begoña, y bienvenida al blog.
Yo había visto alguna de estas viñetas suelta pero nunca de forma reunida. Para mí también fue un descubrimiento, primero encontrar el libro y luego al hojearlo, es realmente bueno. Frente al barroquismo de los cómics actuales el arte de estos viñetistas como Addams o Gorey suponen pese a los años que ya tienen un aporte de aire fresco.